La retención de IRPF que un autónomo aplica en sus facturas es esencialmente un adelanto del pago de sus impuestos que se destina directamente a la Agencia Tributaria. Es decir, al emitir una factura con retención de IRPF, una parte del importe que cobras por tus servicios o productos no te llega directamente a ti, sino que se dirige hacia el pago de tus obligaciones fiscales.

Imagina que la retención de IRPF es como un fondo de ahorro para tus impuestos. Este fondo se va acumulando a lo largo del año con cada factura que emites y se descuenta del total que tienes que pagar en tu declaración de la renta al año siguiente.

De esta manera, cuando llegue el momento de hacer tu declaración, ya habrás pagado una parte de lo que debes, gracias a las retenciones que se han ido aplicando en tus facturas. Si has retenido más de lo que debías, Hacienda te devolverá la diferencia, y si has retenido menos, tendrás que pagar la cantidad restante.